Tuesday, March 10, 2020

OLD, BLIND AND POOR


It was 2004, and Javier had just moved to the first Buddhist Center on Ribeyro street. The kids (Alfonso, Mauricio and Alvaro) had painted the walls of the Gompa light blue. It looked beautiful!

It was Summer and we had a Dharma Teacher from Argentina visiting us. We had a weekend course. Saturday morning after the first session, Alfonso suggested to go have lunch across the street to Puerto Med, a fish restaurant. We were some fifteen persons. Javier and I sat at a table. Next to me was sitting a very stiff lady. She was well dressed and both her hair and makeup were perfect. She had been attending the meditations, but she really did not understand Buddhism,

We ordered and were chatting when she looked at me and said: “Why do you date him (meaning Javier). He is old, blind and poor!” I could not find an adequate answer. Such lack of Bodhicitta! I just hoped Javier had not heard her. She was a pseudo-intellectual and visibly materialistic.  If that was all she cared for what could I tell her?

Javier had worked for many years as producer and director of commercials. He even had his own company: TVS. That all ended when he became blind at 55, When I met him in 1999, he was already blind. He made a living selling computers and had an internet place in Surco, with the help of his partner Javier Fon and Kathy his secretary.

In November 2000 they moved to San Bartolo, a seaside town South of Lima. Things worked out for a time, but by 2004 things did not go well and they decided to close it. Then Javier moved to the Buddhist Center.

I once asked him why he had not saved money. He told me all extra money he had invested in his company. Every year he had to renew equipment, so he had invested in that. He lost the company before he became blind.

When he moved to the Buddhist Center, his eldest daughter who lived abroad, started sending him money so he could live. She also paid for his medical insurance. He still had some things he could do. He never gave up.

I was not rich either, but we had a great time together. On weekends we would decide what to prepare for Sunday lunch. We could buy pasta, sausage, or I would cook, and with little money we had delicious meals.

Sometimes he needed money and I would lend him, but other times I would be short of money and he would lend me! I never felt we were poor at all! He was charming and people in the Sangha loved him.

Javier told me he liked Buddhism as soon as he heard the first conference by Michaela. He had then waited with great expectation to meet Lama Ole., and he practiced Ngondro diligently, Still, the best for him was the Sangha. He belonged to a group that became his family.

It never bothered me that he was blind.  I just had to take care he did not bump into doors. He had become blind a few years before I met him and he had wisely adapted. Being blind did not stop him from working or from learning new things like how to make incense or cologne. He would find all the information in the internet and find helpers to carry out the experiment. He even had a radio mini program about the internet in Radio Miraflores! He was a great example of resilience.

As to old age, it made me laugh, because the lady was the same age as Javier. He was born in 1943. When he died he was 69, so he never reached such old age.

When you are happy you see everything as nice and beautiful. That lady must have been very unhappy to look at the dark side of things. Both Lama Ole and Karmapa stress the importance of compassion in daily life. She did not understand Buddhism at all. She later left the Sangha. I hope she found happiness! As to Javier, with Lama Ole and Buddhism he was a very happy man indeed! Like he used to say: “I feel as happy a dog with two tails!”


VIEJO, CIEGO Y MISIO (POBRE)

Era 2004 y Javier se acababa de mudar al primer Centro budista en la calle Ribeyro. Los chicos (Alfonso, Mauricio y Álvaro) habían pintado las paredes de la Gompa de celeste. ¡Se veía linda!

Era verano y teníamos un Dharma Teacher  de Argentina visitándonos. Teníamos un curso de fin de semana. El sábado por la mañana después de la primera sesión Alfonso sugirió ir a almorzar cruzando la calle  a Puerto Med, una cevichería. Seríamos unas quince personas. Javier y yo nos sentamos a una mesa. Cerca de mi estaba sentada una señora muy estirada. Estaba muy bien vestida y su pelo y su maquillaje estaban impecables. Ella asistía a las reuniones de meditación, pero no entendía el budismo.

Pedimos la comida y estábamos conversando cuando ella  me miró y dijo: “¿Por qué sales con él (Javier) si es viejo, ciego y misio (pobre)? No supe cómo responderle - ¡Que falta de Bodhicitta! Solo tuve la esperanza que Javier no la hubiera escuchado. Ella era pseudointelectual y visiblemente materialista. Si solo eso le importaba ¿qué le podía decir?

Javier había trabajado por muchos años como productor y director de comerciales. Hasta había tenido su propia compañía: TVS. Todo eso terminó cuando se volvió ciego a los 55. Cuando lo conocí en 1999 ya estaba ciego. Se ganaba la vida  vendiendo computadoras y tenía una cabina de internet en Surco, con la ayuda de su socio Javier Fon y de Kathy su secretaria.

En noviembre del 2,000 se mudaron a San Bartolo, un pueblo balneario al sur de Lima. Las cosas fueron bien un tiempo, pero para el 2004 fueron mal y debieron cerrar la cabina. Entonces Javier se mudó al Centro budista.

Una vez le pregunté por qué no había ahorrado, Me dijo que todo dinero extra lo había invertido  en su empresa. Cada año debía de renovar equipos, entonces invertía en eso. Él perdió esa empresa antes de quedarse ciego.

Cuando se mudó al Centro  budista, su hija mayor, la cual vivía en el extranjero le mandaba una mensualidad para vivir. También le pagaba un seguro médico. Pero él todavía podía hacer algunas cosas. Nunca se rindió.

Yo tampoco era rica, pero lo pasábamos muy bien juntos. Los fines de semana decidíamos qué preparar para el almuerzo del domingo. Comprábamos  pasta o salchichas, o yo cocinaba  y con poco dinero teníamos ricos platillos.

Algunas veces él necesitaba plata y yo le prestaba, pero otras veces yo no tenía y él me prestaba a mí¡ Jamás sentí que fuéramos pobres! Él era encantador y la gente de la Sangha lo adoraba.

Javier me contó que le gustó el Budismo desde la primera conferencia que escuchó de Michaela. Esperó con muchas ansias conocer a Lama Ole: y fue un buen practicante de Ngondro. Para él lo mejor era la Sangha. El pertenecía a un grupo que se convirtió en su familia.

Nunca me molestó que fuera ciego. Yo solo tenía que cuidar que no se golpeara con las puertas .Al quedarse ciego se había adaptado sabiamente. El ser ciego no le impedía aprender cosas nuevas como preparar inciensos  o colonias. Encontraba toda la información en internet  y buscaba ayudantes para llevar a cabo los experimentos. Hasta llegó a tener un mini programa sobre Internet en Radio Miraflores. Él era un gran ejemplo de resiliencia.

En cuanto a viejo me hizo reír, porque esa señora sería de la misma edad que Javier. Él nació en 1943. Tenía 69 cuando murió. No era tan viejo.
Cuando eres feliz ves todo bueno y bonito. Esa señora debe de haber sido muy infeliz para ver las cosas de forma negativa. Tanto Lama Ole como el Karmapa  hablan de la importancia  de la compasión en la vida diaria. Ella no comprendía el budismo. Más adelante dejó la Sangha. Espero que haya sido feliz. En cuanto a Javier , con el budismo y Lama Ole fue un hombre muy feliz. Como el decía: ”¡Soy tan feliz como un perro con dos colas!”

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